Algo está pasando en nuestro escenario mediático, en el entorno público y en la industria del periodismo, casi sin que nos estemos dando cuenta.

El ecosistema ha cambiado más en los últimos cinco años de lo que podríamos haber imaginado. Estamos viendo grandes avances en realidad virtual, en el vídeo en directo, la mensajería instantánea e incluso robots. Todos estos avances están dejando el control del los medios públicos en manos de muy pocas empresas.

El social media no solo se ha tragado al periodismo, se lo ha tragado todo. Se ha tragado las campañas políticas, el sistema bancario, las historias personales e incluso a los pequeños y grandes negocios.

El teléfono en nuestro bolsillo es una ventana al mundo y creo que se están abriendo oportunidades enormes para la transmisión de información pero no debemos olvidar sus riesgos.

Internet y los medios sociales están permitiendo al periodismo hacer un trabajo realmente poderoso pero al mismo tiempo se está convirtiendo en una empresa con pocas ganancias económicas y con escaso control de su distribución.

Por el contrario, quien está adquiriendo el control y sacando tajada del asunto son los nuevos medios sociales donde se están dando todas las conversaciones y se están leyendo todas las noticias. Estas empresas tienen un enorme control para decidir qué mostrar, cuándo mostrarlo y a quién. Por no hablar del beneficio económico que obtienen.

La revolución del smartphone está detrás de todo esto. Debido al teléfono movil, el tiempo que pasamos online, el número de actividades que hacemos cosas online y la atención que prestamos a crecido considerablemente.

El diseño de nuestros teléfonos nos permiten que pasemos una cantidad enorme de tiempo ante la pantalla. Según Google tenemos instaladas alrededor de 25 aplicaciones en el móvil, usamos cuatro o cinco todos los días y sobre todo pasamos las horas delante de las plataformas sociales como Facebook o Instagram.

La competencia por ganar la atención del público es feroz. Algunas aplicaciones están diseñando sistemas para la distribución de noticias de forma muy eficaz. Pero de igual forma que unas puertas se abren, otras se cierran.

Entendemos el valor de ganar una audiencia, de ser escuchados y de tener una comunidad fiel. Pero antiguamente se compraba el periódico con dinero, no con seguidores de Facebook. Y es que antiguamente (y no tan antiguamente) era la publicidad quien soportaba la mayor parte de los gastos.

Algunas publicaciones afirman que gracias los medios sociales están recibiendo más trafico del que jamas habían esperado. La tentación de estos medios de hacerse completamente interactivos es grande. Muchos han optado ya por la publicación de formatos que solamente pueden funcionar bien online.

 

facebook

 

Con billones de usuarios y miles y miles de artículos, imágenes y vídeos llegando cada día, los medios sociales tienen que usar algoritmos para decidir que es importante y que no. Quien debe leer una noticia y quien no. Tenemos poca información del método que usan estas compañías para hacernos llegar la noticias, pero no nos queda otra alternativa que confiar en ellas. Demandar transparencia es una de nuestras obligaciones como lectores.

El acceso a la información está cambiando, al igual que el discurso, su forma de presentarlo y de entregarlo.

Como empresa, debemos comprender que las compañías modernas se deben adaptar a este cambio de modelo donde cualquiera tiene el poder de ofrecer información. Puede que incluso surjan compañías que olviden el mantenimiento de su propia página web para adaptarse por completo a un modelo totalmente integrado en las redes sociales.